27 May ESTO ES EL TRAP
Quizás hace un tiempo vengas escuchando esa palabra y por una cosa o por otra todavía no sepas su significado. Si, como muchos, perteneces a ese grupo de gente, bienvenido, esta nota es para vos.
Hablar de trap es hablar de un género musical muy de moda en Latinoamérica. Ninguno tuvo una irrupción tan grande y tan rápida en la industria musical. El 2018 fue una explosión total y promete quedarse. Veremos si lo logrará.
Características
La música es una mezcla de hip hop, reggaetón y música electrónica. Los cantantes generalmente procesan sus voces con autotune (una especie de programa virtual que corrige la voz de forma automática, haciendo que no desafine). Se caracteriza por letras fuertes, con contenidos inspirados en la calle y cantadas alternando el castellano y el inglés.
Si bien es cierto que los oídos menos afinados pueden confundir fácilmente el trap con el reggaetón (la base rítmica es muy distinta), estamos hablando de un género con adn propio.
Inicios
Nació en el sur de Estados Unidos en la década de los noventa, cuando los raperos de Atlanta empezaron a mezclar los ritmos del hip hop con la música electrónica.
Su nombre proviene de la palabra que usan los yankees para referirse al lugar donde venden drogas, y de ahí mismo viene el estilo lírico del género: el trap habla de calle, drogas, sexo y violencia, sin censuras ni límites. De ahí es que le llega tanto a los jóvenes, les hablan directo, sin vueltas ni mentiras.
Referentes
El máximo referente de Latinoamérica hoy es Bad Bunny. El portorriqueño de 23 años es reproducido en Spotify y Youtube, billones de veces. No es para tomarlo a la ligera. Esa lista la engrosan Nicky Jam, Farina y Kenai.
En Argentina, el artista más conocido de trap es un artista que se hace llamar Duki de sólo 22 años. A base de talento, ya llevó a su canción más conocida “She Don´t Give a FO” a codearse con estrellas de primer nivel alrededor del globo. De atrás, pero a paso firme lo siguen músicos como Paulo Londra, Cazzu, Neo Pistea, YSY A, Khea y Luchito.
Escribe: Agustín Baccá.
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